El Barquero

 

"La barca hundida es la oportunidad perfecta para despegar", se dijo el espíritu atrapado en ella.
El equipaje, el justo y necesario: nada. Lo había dado todo en compensación por el regalo de la vida.
Se despidió de sus seres queridos, y de los no tan queridos, sólo como él sabía: agitando su mano izquierda mientras la derecha sujetaba el timón.
Su última voluntad: "deja hacer a la vida. Gracias".
Y la vida hizo lo que tenía que hacer. 

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