Las luces y los puntos rojos del escenario apuntan al concursante que está tumbado en la cama con forma de corazón.
Un gran ataúd de madera con la tapa mirando directamente hacia él, está sujeto en el techo del escenario.
Comienza la función. Alguien canta una tonada romántica. Las luces de colores acompañan a la música llenando la estancia con una atmósfera cercana a lo kitsch. Sin embargo, el concursante se siente cómodo envuelto en esta manta televisiva y se deja llevar.
La canción cumple su misión, encendiendo los interruptores interiores del concursante para que de a luz su falta de cariño acumulada. Todo es perfecto. Todo está preparado... SEGUIR LEYENDO